Intercambios

Guillermo Yacob

06/05/2012
Mi nombre es Guillermo Yacob, Maestro Mayor de Obras egresado de la Escuela de Educación Técnica 460 "Guillermo Lehmann", hoy estudiante de Ingeniería Civil en la UTN Facultad Regional Rafaela. A continuación voy a hacer una breve reseña de mi experiencia del viaje de intercambio a la ciudad italiana de Fossano realizada en febrero - marzo de 2010.

Conocer el extranjero, viajar, experimentar cosas nuevas, siempre fueron objetivos para mí. En particular, Italia se convirtió en uno de los principales por diferentes motivos, ya sea el hecho de que tenía conocimiento del idioma, inquietud por conocer una de las principales culturas de la cual provienen tantas costumbres nuestras o hasta mi admiración por la historia de aquel país y su arquitectura.
Todo esto llevó a interesarme en la posibilidad que planteaba nuestro municipio de realizar un intercambio cultural entre nuestra ciudad y la ciudad hermana de Fossano.

El proceso previo al momento en que fui aceptado fue laborioso, pero gracias a un buen trabajo en mis años anteriores en el establecimiento educativo del cual egresé con orgullo, pude concretar la aspiración.

A continuación todo fue incertidumbre y ansiedad, se amontonaban emociones con responsabilidades y necesidades, conseguir los boletos para el viaje, comunicarse con las familias que nos esperaban, buscar la ropa adecuada para la estación (en esta época, Fossano se encuentra en pleno invierno y le deja puerta abierta a posibles nevadas que decoran la ciudad entera) y sobre todo, coordinar todo con mis compañeros de viaje: Mariano, Florencia y Matías.

Entonces, el viaje. No fue la primera vez en auto, ni en trafic; pero sí en avión. Las emociones comenzaban de temprano.

Fuimos recibidos con las puertas, y los corazones, abiertos. En mi caso en particular pude convivir con una familia hermosa y cálida, me hicieron sentir muy bien, enseñándome todo lo que pudieron y ayudándome a adaptarme a ese extraño lugar, que pensándolo bien, tiene pocas cosas extrañas. Es sorprendente lo similares que son nuestras costumbres. Cabe aclarar que tienen en promedio más apetito que nosotros, por lo tanto, no fue raro haber vuelto a Argentina con unos kilos de más.

La vida cotidiana era normal, las mañanas frías quitaban deseos de asistir a clases, pero allí era donde transcurría el mayor tiempo con personas de mi edad, interactuando con profesores y conociendo sus técnicas de estudio e instalaciones edilicias. Eso sí, me resultó bastante difícil meterme en los temas, ya que estaba en el curso de Electrotecnia de la ITIS G. Vallauri y aquí en Rafaela cursaba Construcciones. Al margen, pude incorporar algunos conocimientos, no muy grandes, pero interesantes.
También fueron llevaderas las clases porque me encontraba en el mismo curso que Mariano. De no haber sido por eso, las mañanas se habrían tornado eternas.

Luego, a casa. Comidas impresionantes me esperaban en la mesa de Armida Perano. Padre de familia, súper divertido y sabio Aldo; cálido y laborioso Alberto, y compañera, estudiosa y comprensiva Cristina Perano son los demás integrantes de esta familia que me hizo sentir tan cómodo. Me enseñaron sus gustos, experiencias, costumbres, molestias, sus tristezas, sus alegrías. Ayudaron a abrir mi mente. De eso no hay dudas.

Luego la ciudad, caminar allí se sentía extraño. Era divertido, y curioso. Galerías de comercios, edificaciones preciosas, paisajes que te dejan boquiabierto, artefactos y resabios de las guerras se encuentran a menudo. Convivir y compartir todo esto con mis compañeros de viaje nos unió mucho. Así, conocí las familias que los alojaban, y compartimos momentos divertidos e interesantes. Por ejemplo visitar el castillo de Fossano, la biblioteca, la Catedral, la Avenida Roma (avenida principal), sus respectivas casas, y hasta dar un paseo por la ciudad vecina de Torino.

De las personas que conocí, me gustaría mencionar a Federico Compiani, Fede fue un gran compañero y amigo, con él, formamos un lazo de amistad muy fuerte. Posteriormente, vino a visitarnos a Rafaela y sirvió para reforzar esa amistad que nos une.

Escuchar por 5 o 6 horas un idioma ajeno, ayudó bastante a mi percepción del mismo, ya que me veía obligado a entender, o entender. Tal vez, el hecho de que el italiano es también un idioma que proviene del latín, dio una ventaja para incorporarlo, encontrábamos semejanzas continuamente. Pero aclaro que no habría sido fácil sin el conocimiento previo adquirido.

La política, el fútbol, sus costumbres, en las noticias aparecían cosas más que interesantes.

Pude conocer al Sindaco de la ciudad.

Vivimos el carnaval de Italia, y sus atracciones. Visitamos parientes lejanos, y algunos no tan lejanos. Grandes centros comerciales, fábricas y empresas de renombre se aprecian en la región Piemonte. Ciudades como Cuneo (se puede atravesar de punta a punta un día de lluvia sin mojarse, por sus galerías que rellenan la ciudad) o Torino (cuna de la Fiat y refugio de clubes como Torino o Juventus), Alba, Bra, La Morra, lugares preciosos que llegaron a conmoverme. La nutella, la pasta, la pizza italiana, la ciocolatta (chocolatada), il vino, il formaggio (el queso), todas exquisiteces de la comida italiana. Así como su tránsito, sus calles, sus ciudades, sus urbanizaciones. Sus autos, las condiciones para tener uno con respecto a su antigüedad, o para conseguir una patente (licencia de conducir).

Todo esto sumado a la posibilidad de experimentar un viaje por toda la bota convirtió al mismo a una experiencia irrepetible. Después de conocer ciudades como Roma, Florencia, Siena, Génova, Torino, Venezia, Pisa, Padua, Milán, Prato Nevoso, mi corazón se encontró más que satisfecho de tal viaje.

Por lo tanto no me queda más que agradecer a todos, a mis compañeros de viaje en primera instancia, sin ellos no hubiese sido lo que fue; a las familias que posibilitaron esta travesía; a los municipios por haber concretado tan hermoso hermanamiento que se fortalece con circunstancias como ésta; a mi familia, apoyo incondicional a lo largo de toda mi vida y sobre todo en ese momento; y a todos los que me educaron alguna vez, sea profesores como familiares o amigos, ya que la posibilidad surgió en base a mis conocimientos y experiencias adquiridas a lo largo de mi vida.

En mi corazón queda la esperanza de poder caminar esas calles otra vez y escuchar ese idioma que confunde y divierte, pero llena el alma.
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Municipalidad de Rafaela
 
Ciudad de Fossano